viernes, 2 de octubre de 2009

SOBRE LECTURAS OBLIGATORIAS


Antes de empezar con nuestro itinerario lector propiamente dicho, queríamos reflexionar en voz alta sobre la expresión "lecturas obligatorias".
Tenemos en cuenta que mucho antes de que empezara hablarse de itinerarios, de proyectos lectores, de competencia lectora, desde nuestro Departamento establecíamos un programa de lecturas para cada trimestre del curso, adecuado a cada grupo y nivel de lectura, que pretendía ir animando a los alumnos a acercarse a los libros.
Sin embargo, confesamos que nunca nos gustó la expresión "lecturas obligatorias" ni el hecho de que teníamos que mandar trabajos, controles, en suma, evaluar la lectura.
¿Cómo íbamos a fomentar algo que nace del gusto de cada uno si empezábamos a "obligar"?
Pues en estas seguimos, procuramos suavizar la obligatoriedad, que ha de seguir como parte de nuestras programaciones, con gran cuidado en la selección, procurando que estas lecturas sean lo más atractivas posibles en todos los sentidos: tema, edad de los protagonistas, éxito y popularidad de las obras. Siempre tratamos de elegir lecturas de publicación reciente; que sean o hayan sido un éxito editorial o un éxito entre alumnos de cursos pasados. Todos sabemos que hay “clásicos” de la literatura adolescente que tienen por su temática un funcionamiento seguro. Lo que sucede es que muchas veces estos clásicos nos cansan (por repetidos) a los docentes. Creo que la asociación entre obligatoriedad y novedad es fundamental, combinada con éxito y popularidad de la obra. Que los alumnos puedan encontrar reseñas en Internet sobre las obras que leen; que estas estén en los escaparates de las librerías de su barrio o del centro de su ciudad; que las lecturas les conecten de forma inmediata con su realidad; que vean que cada año académico es nuevo, único... Así incluso alumnos que repitan curso sabrán que las obras del curso siguiente son nuevas porque la vida se renueva cada cierto tiempo y hay modas, tendencias literarias y temáticas en unas épocas y no en otras.
La idea es que la obligatoriedad se dulcifique por cómo se plasma después: te obligo a leer este libro pero en unas condiciones de lectura y de interés que hacen atractiva e interesante su lectura.
Nuestro objetivo sería recuperar también cada año a los clásicos de la literatura juvenil de toda la vida porque sabemos que un texto de Stevenson, Dumas o Balzac es mucho más rico, técnica y léxicamente, que una obra de Stephenie Meyer (con toda la calidad que tenga su trama y su estilo atractivo para las generaciones actuales).
Tratamos también de recuperar la idea de "taller de lectura". Las piezas fundamentales de este taller son los libros en primer lugar; libros que esperan en sus estanterías a ser depositados en la mano de un alumno preparado para ser lector gracias a la labor de esos intermediarios atentos que debemos ser los docentes.
Es absolutamente imprescindible evaluar el éxito y el fracaso de las lecturas; analizar las causas: por qué determinados libros triunfan en un centro y fracasan en otro, o triunfan un curso y al siguiente, no...
También, pretendemos inculcar el amor a la lectura con clases dedicadas íntegramente a la lectura en voz alta para contribuir a una mejor dicción y entonación de los textos. Tras esa lectura atenta podrán realizarse actividades de puesta en común y de evaluación de la comprensión lectora.
Y el objetivo final de todo sería alcanzar la cima, que cada alumno, impulsado por tantas motivaciones, tratara de emular a los autores que va conociendo y amando, tratara de alcanzar un estilo personal, y, tras ese esfuerzo, pudiera, ¿quién sabe?, ser capaz de crear su propio mundo de ficción.

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